sábado, 9 de enero de 2016

...a propósito de buzones...

Agradezco los aportes interesantes que se hacen habitualmente con mucho acierto. Al leer ahora lo de los buzones comparto una nota que aparecerá en mi próximo libro Relatos para despeinar fantasmas.
Cordialmente, Agustín. 
        
"Los chasquis trotaron la tierra americana de norte a sur y del oriente al poniente. Eran los mensajeros.
        Así nació el correo: palabra derivaba de aquel que corre llevando las informaciones, los encargos, los recados, los pedidos, las preguntas y las respuestas.
        Con el tiempo se fue pasando de la memoria fabulosa de los chasquis al intercambio de  mensajes escritos. Los chasquis se convirtieron en carteros.
        Con el crecimiento de las ciudades ya no se podía recoger la correspondencia casa por casa. Se idearon entonces los buzones en donde se depositaban las cartas que los encargados de correos recogían una vez al día para ser distribuida.
        Los buzones para cartas en las esquinas principales de los pueblos fueron un icono del urbanismo popular.
        El avance de las tecnologías va tirando al borde del camino humano todo lo que queda obsoleto. También los buzones.
        Los primeros habían aparecido en las ciudades allá por 1853, juntamente con el nacimiento de los sellos o estampillas. Al comienzo la gente tenía miedo de dejar en esos recipientes de fierro sus secretos: cartas de amor o de comercio, cartas de familia o de oficina.
        Cuando el sistema llegó a los pueblos provincianos, el temor era mayor. El campesino, desconfiado, ponía la carta en la ranura del buzón y pensaba tres veces antes de darle el envión final.
        Y en algunas ocasiones, para asegurar su envío, acercaba el rostro a la abertura y le gritaban hacia adentro la dirección del destinatario."